Acosta nació y creció en el Barrio Mariano Moreno. Su mamá había comprado las tierras y pasó toda su vida ahí…
El año que viene cumple 80. » En aquella época no había muros, y los vendedores utilizaban mi casa como atajo. Los veíamos cruzar, no los conocíamos, pero iban por el costado de la casa a la zona del río».
«Nunca tuvimos agua. Cuando heredé esto comenzó la lucha… saca las cuentas… 60 o 50 años.
En algún momento, habíamos comprado con un vecino una manguera para que el agua llegara hasta acá (vive en una rivada), pero solo duró la provisión 15 días; después siempre fue acarrear agua» aseguró el abuelo.
Por supuesto que la voz se le quiebra, en esos recorridos también dejó su salud por el camino… » Fui a La Municipalidad muchas veces, a Tierras, al EPRAC… y nada». Luego de sufrir un ACV, «temía que todo quedara en la nada, siempre me moví mucho por este tema. Por suerte, hace relativamente poco, un vecino tomó la posta y continuó. Llegamos a la Defensoría» agregó.
«Quiero irme viendo que las conexiones están hechas, así me voy en paz» susurró entre lágrimas.
La espera parece que está llegando a su fin. Dentro de algunos días si todo sale según lo planeado, las obras comenzarán y Acosta podrá tomar agua, sin pensar en tener que ir a buscarla sorteando el calor y los metros, que lo separan de la canilla pública.